jueves, 27 de octubre de 2011

El problema de la compra


Me faltan trucos. Tal vez las cosas serían un poco distintas si tuviera estrategias en general, pero para vivir y comer voy muy de cara, a lo torpón. Sin embargo, puedo aprender así que hoy me atrevo a escribir sobre un truco (nada novedoso por cierto) que debería convertirse en un hábito: prohibido hacer la compra a la hora de la comida. 
Siempre voy a esa hora porque es el momento que el super está más vacío. Me recorro los pasillos a velocidad de vértigo para salir rápidamente de ahí, pero...el estómago manda y ya lo tengo comprobado: cuando voy a esa hora acabo comprando mal y siempre cae un dulce para el postre. ¿Os pasa lo mismo? 

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Por suerte yo no me encargo de las compras y cuando lo hago , lo hago acompañada así que vigilan lo que compro.


Recién empece la dieta y todavía no me pase ninguna comida pero debe ser la novedad y el entusiamos jajaja


Te mando un besooo

Odalisca dijo...

Hola, Julieta! Gracias por visitarme. Mucho ánimo con tu proyecto!

Amelia dijo...

Tengo una entrada preparada hablando de esto.

Pero te adelanto algo:

Tengo una lista de menús super-super-super organizada: cada comida, cada cena, imprevistos y lo que pueda ser.

Y otra lista de la compra más o menos igual de organizada.

Las tengo fotocopiadas y pegadas en el interior de la puerta de un armario de la cocina, dentro de mi cartera y en una agenda donde me apunto todo lo que he de hacer (hasta ir al baño, si me descuido, ja ja ja).


Y no voy nunca a comprar con el estómago lleno. N-U-N-C-A.

Aún así, la faena es no comprar Donetes nevaditos (joé, qué pecao) y Cacaolat. Pues imagínate si fuera con hambre... quita, quitaaaa.