Me faltan trucos. Tal vez las cosas serían un poco distintas si tuviera estrategias en general, pero para vivir y comer voy muy de cara, a lo torpón. Sin embargo, puedo aprender así que hoy me atrevo a escribir sobre un truco (nada novedoso por cierto) que debería convertirse en un hábito: prohibido hacer la compra a la hora de la comida.
Siempre voy a esa hora porque es el momento que el super está más vacío. Me recorro los pasillos a velocidad de vértigo para salir rápidamente de ahí, pero...el estómago manda y ya lo tengo comprobado: cuando voy a esa hora acabo comprando mal y siempre cae un dulce para el postre. ¿Os pasa lo mismo?
3 comentarios:
Por suerte yo no me encargo de las compras y cuando lo hago , lo hago acompañada así que vigilan lo que compro.
Recién empece la dieta y todavía no me pase ninguna comida pero debe ser la novedad y el entusiamos jajaja
Te mando un besooo
Hola, Julieta! Gracias por visitarme. Mucho ánimo con tu proyecto!
Tengo una entrada preparada hablando de esto.
Pero te adelanto algo:
Tengo una lista de menús super-super-super organizada: cada comida, cada cena, imprevistos y lo que pueda ser.
Y otra lista de la compra más o menos igual de organizada.
Las tengo fotocopiadas y pegadas en el interior de la puerta de un armario de la cocina, dentro de mi cartera y en una agenda donde me apunto todo lo que he de hacer (hasta ir al baño, si me descuido, ja ja ja).
Y no voy nunca a comprar con el estómago lleno. N-U-N-C-A.
Aún así, la faena es no comprar Donetes nevaditos (joé, qué pecao) y Cacaolat. Pues imagínate si fuera con hambre... quita, quitaaaa.
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