Ayer fue un día bastante negro para mí. Pasé medio día muy ocupada con el trabajo y después de una agotadora reunión comimos juntas algunas compañeras y pasé los nervios sucumbiendo al trozo de brownie que venía con el menú (podría haber elegido sorbete o melón, aich!). La tarde, la pasé sola en casa y emocionalmente afectada por temas personales varios, así que en lugar de ensalada cené medio bocadillo con queso, de esos del Mercadona con semillas, que me vuelven loca, un yogur y 2 pastillas de chocolate. Negro, negro, no sólo el chocolate sino mi día y esas caídas claras usando la comida para llenar una frustración. Pero podría haber sido peor, porque me mantuve despierta hasta las 2 de la mañana y no piqué absolutamente nada. Hoy voy a pesarme. Mañana os cuento. Intentaré leer más detenidamente los trucos de vuestros blogs, hacerme una recopilación y, lo más importante, ponerlos en práctica. La indolencia es mi mayor desafío.
Pero no quiero cerrar hoy tan negativa así que termino con una pequeña reflexión: si comparamos la extensión de la negra noche con lo pequeña que vemos la luna, sin duda parecerá que la noche tiene más fuerza, pero lo cierto es que la luna siempre brilla más.
3 comentarios:
Aaaaanda, aaaaanda!! que por un poco de chocolate negro no paaaasa nadaaaa niñaaaaa!! ; ) de hecho es recomendable y alarga la vida.
Te comento mis trucos, aguja e hilo de sutura, comenzar cosiendo la boca de un extremo a otro dejando un agujerito para una cañita e ingerir líquidos...el otro truco es aquello de la fuerza de la voluntad, pero de eso ya hablamos en otra ocasión que ahora mismo "semaorvidao".
Fuerte abrazo y mañana más y mejor.
Qué bonita la reflexión final.
Días negros los tenemos todos.
Negros, azuloscurocasinegro, marronacos varios... sólo algunos días rosa.
Pero la vida sigue, y la reflexión final de tu entrada me ha encantado.
Besos *^_^*
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