Experimentando preparé este postre: puding de caqui con membrillo y granada. No he calculado las calorías, seguro que engorda, pero pienso que tiene que engordar menos que una tarta o cualquier pieza de bollería que nos comemos tan alegremente.
Para el puding: 2 vasos de leche, 200 ml de nata líquida, 100 gr. de azúcar, 4 huevos, canela y 10 caquis. Todo mezclado y en el horno al baño maría a 190ºC durante unos 45 min.
Los membrillos los herví y les puse un poco de azúcar por encima. Y la granada la mezcle con una cucharada de mermelada de fresa y la dejé macerar unas horas en la nevera. E voilà!
Peso 94 kgr., sí, 600 gr. menos que ayer. ¿Por qué? Ni idea, pero lo voy a dar por bueno, así que la nueva actualización semanal es que.....he perdido 1 kilo y 200 gr. en mi primera semana de dieta... no, no me gusta esta palabra: en mi primera semana de alimentación consciente :)
Estoy feliz!
Hoy la lluvia ha fastidiado mi caminata de fin de semana y me temo que me espera un día en casa con suficientes tareas para no aburrirme, pero con la tentación de la despensa cerca. Por suerte, no tengo nada dulce en casa, excepto el flan de caquis que pienso preparar para mañana, ahí tendré que comportarme...
Me he pesado y....600 gramos menos! Ahora estoy en 94'600 kgr. Voy muy despacio, ya lo sé, gota a gota, pero voy...
Me faltan trucos. Tal vez las cosas serían un poco distintas si tuviera estrategias en general, pero para vivir y comer voy muy de cara, a lo torpón. Sin embargo, puedo aprender así que hoy me atrevo a escribir sobre un truco (nada novedoso por cierto) que debería convertirse en un hábito: prohibido hacer la compra a la hora de la comida.
Siempre voy a esa hora porque es el momento que el super está más vacío. Me recorro los pasillos a velocidad de vértigo para salir rápidamente de ahí, pero...el estómago manda y ya lo tengo comprobado: cuando voy a esa hora acabo comprando mal y siempre cae un dulce para el postre. ¿Os pasa lo mismo?
sofreimos 1 cebolla, 1 calabacín, tomate, mejillones al vapor y añadimos un bote de judías blancas y cúrcuma. Esto...raro. Pero me lo comí.
Postre: una lata de melocotón en almibar con canela (sin el almíbar)
Para la cena:
una ensalada abundante con lechuga, 2 lonchas de jamón serrano, una loncha de queso gouda, semillas de calabaza, cardamomo tostado, sal, aceite y vinagre de módena.
De postre: un yogur con cerezas.
Hoy he pecado como una condenada, ya hablaré mañana de los peligros de hacer la compra a la hora de comer: me he comido 2 mantecados en octubre!!!
En la comida, el resto de patatas y zanahorias hervidas del día anterior, esta vez con una lata de atún en aceite de oliva.
De postre, un plátano, un kiwi y varios caquis (je,je, la superproducción que no cesa, ya no sé a quien repartir)
Para la cena, no hice foto, pero me conformé con un caldito de verduras con un poco de sopa maravilla y unas virutitas de jamón y de postre, un yogur griego con fresas, lo juro!
Bueno, hoy me he pesado y había rebajado 400 gr. pero nada será definitivo hasta el sábado o el domingo que lo registraré de manera oficial y todavía tienen que pasar muchos días....seguimos ahí...
Supongo que en lugar de reflexionar tanto, debería ser más práctica en este blog y simplemente dedicarme a hacer un registro de comidas, ejercicios y trucos que, en realidad, es lo que nos puede servir para cambiar de hábitos, pero después del golpe del otro día, no hago más que pensar en qué nos hace estar así. Sé que existe una explicación científica probada: si se consumen más calorías de las que se gastan, acumulamos grasas. Cierto, pero ¿qué pasa con la genética? estoy segura que existe algo que todavía no sabemos porque no es lógico que haya personas inactivas y comilonas, flacas como una escoba y otras que tengan que estar siempre pesándolo y midiéndolo todo. No encontraré la respuesta, supongo, pero aquí os dejo una teoría un poco especial. ¿Estáis de acuerdo?
Después de esto, prometo aceptar que estoy en 95 kilos e iniciar mi reestructuración de hábitos alimenticios de manera más práctica. Se terminaron los rodeos...
"Si soy una persona que sufre de gordura, soy alguien hipersensible y que necesita protegerse. El exceso de grasa que mi cuerpo almacena entre mi ser interior y el medio exterior me indica que inconscientemente busco, quiero aislarme, o bien en mi comunicación con el exterior o incluso, que existe una emoción o un sentimiento preso, “aislado” en mi interior, y que ya no quiero ver. Por mi obesidad, busco una forma de protección que acumulo continuamente en mis pensamientos interiores. Hay un vacío entre yo y el mundo exterior. Así escondo mi inseguridad al estar expuesto, al ser vulnerable y así, quiero evitar estar herido o bien por observaciones, criticas o bien por situaciones en las cuales estaría incómodo, en particular frente a mi sexualidad. Así puedo interpretar mi exceso de peso como siendo el hecho de que lo quiero poseer todo. Mantengo emociones como el egoísmo y sentimientos que no quiero soltar. Esto puede ser un desequilibrio, una rebelión frente al entorno, una reacción a gestos, situaciones que ya no quiero ver o de las cuales ya no quiero acordarme. El alimento terrestre representa también un alimento emocional. Por lo tanto, como excesivamente para colmar un vacío interior o para compensar el éxito que me deja “emocionalmente” aislado. Puedo vivir una gran inseguridad tanto a nivel afectivo como material e inconscientemente necesito almacenar para evitar cualquier “penuria” o “carencia” que podría ocurrir. Esta falta puede haber sido vivida en la infancia y frecuentemente para con la madre, ya que era mi nexo directo con el alimento y la supervivencia. Frecuentemente, la obesidad se produce después de un gran golpe emocional o una pérdida importante, y el vacío vivido se vuelve muy difícil de soportar. Vivo un gran sentimiento de abandono, un vacío interior".
Ahhhhhh, ¡qué sorpresa más desagradable! Por fin he comprado la báscula digital, me he subido toda ilusionada y...Dios! 95'200 kgr!!! ¿Cómo es posible? ¿Tanta diferencia entre una báscula mecánica y una digital? No me queda más remedio que aceptarlo y reprogramar mis expectativas. ¿No podríamos pesarnos como la mujer de la imagen?
Me gusta porque...adivináis? es muy dulce. Estos días hemos tenido superproducción en el campito de la familia y ya me veis comiendo caquis como una loca. ¿Conclusión? 1 quilo más. Es que no puedo darme ni un respiro...
Venga, que me animo y pongo una foto mía. Ahora ya vemos mis 90 quilos de hoy, oscuros y orondos. No quiero asustarme ni avergonzarme. Soy así. Pero espero poder colgar una foto mía más estilizada en breve. Es un camino difícil y lento, pero ahora es mi camino. No quiero dejar de andar.
Pues vaya sorpresa hoy. Se me ha ocurrido pesarme en plan desengañada porque estos 4 últimos días no me he portado tan bien como el resto de días desde que empecé y va y resulta que he perdido 2 quilos! Eso dice mi báscula rudimentaria, no sé si serán los 2 reales, pero al menos ya veo algo de movimiento, lo justo para no perder la fe, exactamente como me habíais aconsejado. Gracias a todos! Seguimos ahí...
Me gusta mucho caminar. Procuro hacer una excursión larga por la montaña cada 15 días mínimo. Ahora también hago Pilates un día a la semana, para estirar músculos más que nada, pero en general soy una vaga rematada. En casa, no tengo ánimos. Me cuesta muchísimo hacer ejercicio y si me apunto a algún gimnasio, me suele aburrir y lo dejo al poco tiempo.
Hubo una temporada que me enchufaba la radio por internet, un programa que me gustaba mucho: "L'ofici de viure", que no podía escuchar en su horario habitual, y mientras hacía bicicleta estática, pero duré dos telediarios.
¿Hay algún truco para cambiar eso? ¿alguien puede hipnotizarme?
Imposible arrancar, estoy desafiando todas las leyes de la física, de la química, y del sentido común: llevo 15 días cambiando mi alimentación y todavía no he visto un resultado claro traducido en kilos de menos. No engordo pero tampoco adelgazo.
Os pongo el resumen de lo que comí la semana pasada:
Lunes: para comer champiñones con gambas y un yogurt; para cenar, ensalada con queso fresco y melón
Martes: para comer crema de zanahorias, costilla de cerdo con patatas y tarta de pera; para cenar, un yogur
Miercoles: para comer lo mismo que el lunes; para cenar, ensalada de atún con pepino y piña
Jueves: para comer merluza con ensalada y yogur; cena: ensalada con queso y melón
Viernes: pechuga de pollo asada con pepino y un plátano ; cena: tomate con queso gouda y melocotón en almíbar.
Sábado: para comer sepia con guisantes y patatas, 4 pastillas de chocolate; cena: fruta y yogur
El domingo caminé 4 horas por la montaña y comí un bocadillo de pan integral con jamón serrano y una manzana.
¿Creéis que es normal no haber perdido ni un gramo? Tal vez algún gramo perdí (todavía no he comprado la báscula digital) pero no ha llegado al kilo. Estoy pensando que soy la chica chocolate...pero no me rendiré todavía.
Si te digo "no pienses en un caballo blanco", ¿qué te viene a la mente? pues precisamente un caballo blanco. Pienso que esto es lo que nos pasa a los adictos a la comida, estamos tanto tiempo rechazando la comida que le damos un papel extraordinario en nuestras vidas.
Seguro que tod@s, como yo, ligamos el hecho de comer con nuestras emociones: tristeza, alegría, enfado, frustración, añoranza, aburrimiento...¿Por qué? ¿Por qué algo tan sólido como un trozo de carne, de queso o de pastel tiene que ir unido a algo tan ligero como un sentimiento o una emoción? En este punto estoy trabajando estos días: comer sólo cuando tenga hambre y no alimentar mi mente con resistencias a la comida.
¿Cómo? En el momento en que los dos cables (comida-emoción) conectan, intento desconectar con meditación u otra actividad placentera: pasear, leer, hablar, bailar, etc, etc...
Está semana voy consiguiéndolo: sólo caí el martes con el pastel de pera. Veremos el resultado, mañana toca báscula. Os cuento.
El faro está ahí lejos. Lejitos, pero está, no lo olvido. Estos 3 días no paro de trabajar y a penas tengo tiempo de leeros -creo que me limitaré a escribir los fines de semana- y tampoco he tenido tiempo de comprarme la báscula.
A pesar del estrés laboral y personal, creo que me estoy portando bien: tan sólo ayer comí un poco de pastel de pera en la comida.
He puesto en marcha un grupo de senderismo. Este fin de semana empiezo a caminar más en serio, más habitualmente, a ver si esto me ayuda. Os voy contando...
Pesaba 92 kgr. al iniciar este camino, justo hoy hace una semana. Sigo pesándolos. Me entristecí un poco pensando en todas las ensaladas que comí en lugar de bocadillos, pero después pensé que realmente disfruté con ellas y que las comí sin objetivo de pérdida de peso sino simplemente por el placer de la comida cruda y ligera. Tengo que decir que hoy me ha venido la menstruación, que digo yo que debe afectar en el peso. Y tampoco tengo que olvidar el cómputo de "mea culpas" de la semana: una natilla, dos veces chocolate y ayer también un trozo de tarta de melocotón. Así que el balance me parece justo, al menos no he engordado.
He pensado comprarme una báscula digital y voy a continuar con el camino.
Ayer fue un día bastante negro para mí. Pasé medio día muy ocupada con el trabajo y después de una agotadora reunión comimos juntas algunas compañeras y pasé los nervios sucumbiendo al trozo de brownie que venía con el menú (podría haber elegido sorbete o melón, aich!). La tarde, la pasé sola en casa y emocionalmente afectada por temas personales varios, así que en lugar de ensalada cené medio bocadillo con queso, de esos del Mercadona con semillas, que me vuelven loca, un yogur y 2 pastillas de chocolate. Negro, negro, no sólo el chocolate sino mi día y esas caídas claras usando la comida para llenar una frustración. Pero podría haber sido peor, porque me mantuve despierta hasta las 2 de la mañana y no piqué absolutamente nada. Hoy voy a pesarme. Mañana os cuento. Intentaré leer más detenidamente los trucos de vuestros blogs, hacerme una recopilación y, lo más importante, ponerlos en práctica. La indolencia es mi mayor desafío.
Pero no quiero cerrar hoy tan negativa así que termino con una pequeña reflexión: si comparamos la extensión de la negra noche con lo pequeña que vemos la luna, sin duda parecerá que la noche tiene más fuerza, pero lo cierto es que la luna siempre brilla más.